viernes, 14 de septiembre de 2012

Empowerment: toma las riendas de tu salud. Un ejemplo práctico.

Cada vez estamos más acostumbrados a delegar en otros, generalmente en el Estado, parcelas de responsabilidad que deberían estar asumidas por nosotros mismos, a modo de ejemplo delegamos en la escuela la obligación de educar a nuestros hijos cuando a la escuela deben de llegar educados (no se escupe, no se levanta uno del sitio sin permiso, no se habla cuando no se debe...) cuando ésta debe ceñirse a instruirlos.

Otro de estos aspectos es el de la salud: vas al médico, le cuentas lo que te pasa (exagerando las más de las veces para que te haga caso), eventualmente te hace alguna pregunta (en dos minutos de consulta suele haber poco tiempo para más), escribe una prescripción en una receta con letra abstrusa (¿será para aumentar el misterio y la opacidad?) y ¡hala!, el siguiente. El paciente, sumiso, se acerca a la farmacia, compra el medicamento y lo toma religiosamente hasta que se cura o se muere, generalmente sin saber por qué ha pasado una cosa o la otra.

Si no quieres que te pase esto ve aprendiendo una palabra nueva: empowerment o, en español, empoderamiento.

¿Qué es el empoderamiento referido a la salud? el empoderamiento referido a la salud supone que el individuo se hace responsable de su propia salud, que toma las riendas de su salud y toma decisiones sobre ella. ¿Supone esto dejar al médico de lado? ni muchísimo menos, pero su función difiere sustancialmente. Un paciente empoderado se preocupa de su salud y busca información sobre ella. Cuando acude al médico le pregunta sobre su enfermedad, los tratamientos que hay, por qué escoge ese tratamiento y no otro y los posibles efectos secundarios que tiene cada uno de ellos. Cuando vuelve a su casa coteja las instrucciones del doctor con las del prospecto y si divergen y el médico no le ha explicado el por qué de esa divergencia, vuelve a la consulta y le pregunta las razones. Después, durante todo el proceso de curación, el paciente es un paciente activo que busca información, que se procura el mejor ambiente posible para su enfermedad y que se alimenta de la forma más adecuada a la misma.

En la enfermedad el médico es imprescindible, desde luego, pero es un técnico, es como un arquitecto: vas, le explicas lo que necesitas, te hace los planos y un albañil construye tu casa, haciendo visitas al estudio de arquitectura cuando  tienes alguna duda o novedad. En el caso de la salud tú eres tu propio albañil. Sí, es el médico quien decide qué se hace, pero tú llevas sus indicaciones a cabo en la práctica de una manera informada. No eres un borrego, eres un paciente informado y exigente. Si no te pueden curar, al menos haz todo lo posible para que no te maten.


Ejemplo de pacientes no empoderados (no es inventado, conozco dos de primera mano).

Paciente con hipotiroidismo. Lleva meses tomando Eutirox y no siente ninguna mejora. Acude al médico, le suben la dosis y sigue sin percibir mejora ninguna. ¿Qué pasa? pues que el médico ha olvidado (seamos benévolos) explicarle que la pastilla debe tomarse con el estómago vacío, con medio vaso de agua y al menos media hora antes del desayuno. El paciente, que no está empoderado y no se ha tomado la molestia de leer el prospecto, toma todos los días la pastilla con el desayuno y el Eutirox no le hace efecto. Se está muriendo poco a poco y nadie sabe por qué.

Moraleja: preocúpate y ocúpate de tu salud, porque como tú no lo hará nadie. Es decir, Empoderate.