lunes, 15 de octubre de 2012

Cáncer, insulina y dieta paleo.

Todas las células del cuerpo están programadas para, en un momento dado, suicidarse. Sin embargo, por causas que no están claras, algunas veces no se suicidan y, además, empiezan a hacer cosas para las que no están programadas: reproducirse a una velocidad superior a la normal (sus "hijas" tampoco están programadas para morir) y otras cosas igual de indeseables.

Acaba de nacer un cáncer.

Otra de las características de estas células es que, en la gran mayoría de los casos, sólo se alimentan de glucosa. Veamos la importancia que tiene este hecho. Todas las células del cuerpo (salvo las neuronas y alguna más) pueden alimentarse tanto de glucosa como de ácidos grasos, es decir, cuando el organismo no tiene una suficiente cantidad de glucosa las células se alimentan directamente de grasa, pero las células cancerígenas no.

¿Y cuál es la sustancia fundamental que permite a las células alimentarse de glucosa? Sí, es la insulina. Es decir, si no hay insulina, las células (incluidas las cancerígenas) no pueden utilizar la glucosa para alimentarse.

¿A qué nos lleva todo esto? A que cuando tenemos niveles altos de insulina en sangre estamos alimentando directamente a las células cancerígenas. Y ¿cuándo están altos los niveles de insulina? cuando comemos hidratos de carbono, es decir, al comer hidratos de carbono elevamos la insulina y permitimos a las células cancerígenas alimentarse perfectamente.

¿Cuál es la alternativa? Como puedes imaginar, alimentarse con una dieta baja en carbohidratos que mantenga la insulina lo más baja posible y esa dieta, como no podía ser de otra forma, es la dieta paleo.

¿Significa eso que si te alimentas al estilo paleo no vas a sufrir cáncer? No, las causas del cáncer no es la ingesta de carbohidratos.

¿Entonces, para qué sirve la dieta baja en hidratos de carbono con respecto al cáncer? Para que las células cancerígenas encuentren grandes dificultades para alimentarse y reproducirse mientras que el resto del organismo está perfectamente nutrido, de tal forma que la agresividad del cáncer sea menor. Con esta alimentación la terapia anticancerígena tendrá más probabilidades de ganar la batalla a la enfermedad y el enfermo ganará lo que todo enfermo de cáncer necesita: tiempo.

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